miércoles, 30 de noviembre de 2011

Hay post... que son mejores olvidar ( respuesta al Lic. Baleano )



Se sabe: hay gente que habla y habla… como si supiera. Gente que lee la contratapa o solapa de un libro, y se larga a pontificar. O gente que, a lo sumo, lee un capítulo (o el prólogo) de una obra.
Éste parece ser el caso del Licenciado Baleno, bloguero peronista, quien ha hecho un post (supuestamente) sobre el último libro de Eric Hobsbawm, diciendo que es un “libro-resumen”… cuando éste ¡tiene más de 400 páginas!, incluyendo un erudito capítulo acerca del “socialismo utópico” (las fuentes del socialismo científico de Marx y Engels), una larga sección sobre Gramsci y muchísima reconstrucción acerca de la obra teórica y política de los revolucionarios autores del Manifiesto comunista.
O sea que ya arrancamos mal: Baleno sostiene que hay que olvidar a Marx… cuando el libro del historiador británico sostiene lo contrario: hay que volver a Marx, despojándolo de los “ismos” (maoísmo, comunismo –stalinismo debiera decir, en realidad–, etc. En esta empresa que propone, el trotskismo aparece muy poco).
(Al respecto, hemos debatido con el reseñista y periodista Guillermo Belcore sobre este mismo libro, a propósito de su negativa a que “regrese Marx”, aquí.)
A contramano de decenas y decenas de publicaciones de todo el mundo que, desde 2008, año 1 de la crisis económica internacional, han admitido en sus tapas: “Marx, el regreso” (Courrier International), “Marx, el renacimiento” (Le Magazine Littéraire), Baleno propone el olvido, en medio de este retorno (que hasta cuenta con el “aval verbal” de muchos religiosos…), y reivindica “La critica clásica peronista al marxismo (“Marx se olvidó de toda la cuestión colonial“)”. Y utiliza a Hobsbawm, en el punto más débil de su crítica al marxismo: que los fenómenos que haya descrito no se hayan desarrollado (unilateralmente) hasta el final, de manera acabada.
Y esto, no tiene nada de raro: primero Lenin, y luego Trotsky, señalaron la desigualdad (es decir, la no-homogeneidad, la imposible sincronización) de los fenómenos socio-económicos (y culturales, ideológicos, jurídicos, etc.), ya que cada uno tiene sus propias leyes tendenciales y temporalidades. Y más aún bajo el capitalismo imperialista, donde los “factores subjetivos” (la política de los Estados –la diplomacia y la guerra, tanto comercial como militar– y los resultados de la lucha de clases –las victorias y derrotas de la clase trabajadora–) juegan un papel fundamental. Como ha señalado Trotsky, el capitalismo es incapaz de llevar sus tendencias hasta el final.
Volviendo a lo central, a la “cuestión colonial”, podemos aquí mencionar, para empezar, que existen dos “Cuadernos” de Pasado y Presente (los tengo entre mis manos), el 30 y el 37, con textos de Marx y Engels, llamados respectivamente Materiales para la historia de América Latina (350 p.) y Sobre el colonialismo (279 p.): es que, efectivamente, Marx trató el problema colonial: la India y la dominación británica, Irlanda, y la comuna rusa (el mir), y la posibilidad de avanzar hacia el socialismo sin pasar por las dolorosas consecuencias del capitalismo ingresando en la ruralidad “de oriente” (en las famosas cartas a Vera Zásulich) son apenas tres muestras de que Marx –¿hay que explicarlo una vez más? – no tuvo nada de “eurocéntrico”.
(Y esto es así: sólo lecturas parciales y/o malintencionadas insisten sobre fragmentos de sus escritos sobre la India: pero allí Marx insiste en que el “progreso” del sistema capitalista en expansión va siempre unido a la barbarie de la dominación político-militar en pos de los recursos naturales y humanos para explotar y acrecentar las ganancias privadas.)
Pero para entendernos en estos puntos de debate tal vez alcanzaría con que Baleno leyera un poco de marxismo –las obras de Marx y Engels al menos– para no decir burradas. Más extraño aún es que llame al marxismo “deseo infantil” y “una forma de pensamiento mágico”… para luego contraponer a eso la concepción (ojo: ¡al “descubrimiento” nos dice!) del peronismo, acerca del trabajo como “ordenador, organizativo y además, pedagógico.” Y para justificarlo dice que una cosa fue el siglo XIX de Marx y Engels (“la humillación a la que son sometidos cientos de miles de seres humanos, hombres y mujeres, ancianos y niños”, ¿y hoy no sigue existiendo esto, Baleno, en Argentina y en el mundo?), y otra hoy, en el siglo XXI, donde ¡milagro! hay trabajadores que usan computadoras en el trabajo y luego son blogueros… o hay otros que construyen sus “buenas casas”… en las villas.
Solo cinismo e ignorancia, claro, podían hacer un post tan breve como errado.
Baleno: los marxistas lo que criticamos es el trabajo… asalariado. Es decir, la compulsión económica del sistema que nos impone la producción de valores que no son (ni serán) usufructuados por los propios productores… sino por quien pueda comprarlos (y si no: a pudrirse, a destruirse y/o reciclarse). Por eso nuestro país puede producir alimentos para 400 millones de personas… mientras decenas de miles pasan hambre.
No criticamos el trabajo en el sentido antropológico, en el sentido de su desarrollo como expresión esencial (u ontológica) del ser humano. Criticamos la brutalidad del capitalismo, que condena, vía la propiedad privada de los medios de producción y comunicación, a que millones estén (estemos) en largas jornadas laborales, para apenas poder subsistir con un salario (comer, beber, dormir y reproducirnos –las funciones animales que ya señalaba Marx en sus “manuscritos de 1844” –) y regresar al día siguiente a la “gloriosa” –para los peronistas– jornada de trabajo.
Le pregunto ¿por qué no va usted a trabajar 10 o 12 horas al ferrocarril, a limpiar baños por menos de 2000 pesos (juntados de las monedas de los mismos laburantes que usan el baño) y luego nos sentamos a charlar? ¿Por qué no va a los campos del centro o norte del país a trabajar de “niño bandera”, a aspirar un poco de plaguicidas? Quisiera ver cuán “ordenado” y “desalienado” sale luego de tan “pedagógicos” trabajos…
En fin: el “descubrimiento” de Baleno no tiene nada de extraordinario; incluso pretende sumar los Estados obreros burocratizados (todo un complejo tema para discutir, en otro momento y lugar –igual vean acá–) al “pragmatismo” típico de los actuales populismos latinoamericanos, incluyendo al peronismo, claro. Es que Baleno sostiene una “filosofía” patronal, que en definitiva es tan explotadora como cualquier otra.
Por ello, decimos que es mejor olvidar ciertos posts.

Por el "diablo se llama..."

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