viernes, 11 de noviembre de 2011

LOS DERECHOS SE CONQUISTAN

Por "El Pelado"



Hoy se cumplen 60 años del “voto femenino en el país” y seguramente los medios masivos de comunicación intentarán mostrar los grandes avances en la obtención de derechos de la mujer, y mostrarán que no solo hemos obtenido el derecho la voto, sino que una mujer gobierna el país.

Sin embargo, un repasito de nuestra historia mostrara que la conquista de derechos ha sido producto de la lucha y no de simples concesiones.

El derecho al sufragio femenino otorgado en 1947, fue barrido y el mismo peronismo que lo había otorgado “por arriba” fue impotente para defenderlo. Durante los años de proscripción del peronismo se desarrolló lo que se conoce como la “resistencia”, que no fue otra cosa que la permanente lucha de los trabajadores contra los ataque de las patronales a las conquistas obreras. Durante este período en Tucumán la clase obrera dio enormes luchas defensivas y ofensivas, y las mujeres fueron grandes protagonistas. Proscripto el peronismo, con grandes persecuciones políticas a dirigentes políticos y sindicales, las mujeres comenzarán s jugar un rol importantísimo en la organización de la resistencia. Surgen así las “Tías”, mujeres que utilizaban sus casas como centros de organización clandestina. Por esas casas pasaban dirigentes barriales y sindicales y que entre otras cuestiones permiten la organización de los nuevos dirigentes que le arrebatarán a la burocracia la dirección de la FOTIA en 1959. Ese mismo año se desarrollará una importantísima huelga que triunfará a pesar de enfrentar la militarización realizada mediante el Plan Conintes que incluía requisas para buscar a los obreros en sus hogares para llevarlos a los ingenios. Las Tías escondían a los obreros en sus casas o incluso en los cementerios a fin de que se garantizaran las medidas de fuerza.
En 1966 la dictadura de Ongania, que había recibido el apoyo de un gran espectro del sindicalismo peronista, incluida la FOTIA , decide de un plumazo el cierre de 11 Ingenios. Las luchas contra estos cierres tuvieron enormes límites ya que era imposible derrotar solamente este plan, sin encarar seriamente una lucha contra el gobierno de Ongania y contra los monopolios azucareros. Sin embargo, las luchas fueron llevadas adelante tanto por los trabajadores como por las mujeres. Como dice el dicho, “si una mujer avanza, ningún hombre retrocede”, las mujeres cumplieron un rol fundamental, no solo en colaborar en aspectos de logística, sino en ponerse a la cabeza de las luchas. Hila Guerrero de Molina se transforma en una mártir de la clase obrera en una de las tantas represiones a los levantamientos populares contra los cierres.
La dictadura asesino en su primer día a Isauro Arancibia, Secretario General de ATEP y fundador de CTERA. Arancibia era la expresión de un sindicato repleto de mujeres combativas, con amplio sentido de pertenencia de clase que, en medio de sindicatos terriblemente burocratizados, supieron estar al lado de cada sector en lucha. Para llevar adelante un ataque en toda la línea hacia los trabajadores, nuestra burguesía nacional y el imperialismo debieron apelar a la represión para silenciar a una clase obrera que mostraba fuerte predisposición a la lucha y a sobrepasar a la burocracia sindical.
La dictadura comenzó el plan, que fue profundizado por Alfonsin y luego por Menem. Esta nueva democracia le significo a las mujeres tucumanas (y a las otras también) la pauperización constante en sus condiciones de vida. Decenas de miles de desocupadas fueron el resultado de privatizaciones, cierres de ingenios y flexibilización laboral. En Tucumán se lo hizo de la mano de resabios del partido militar, con Bussi a la cabeza, pero con las mafias policiales y políticas como columna vertebral. Esto no podía significar otra cosa que el desarrollo de redes de trata, llevado adelante por quienes ya tenían curriculum en el secuestro de personas y avalado por una justicia acostumbrada a mirar para otro lado. Por supuesto que no todas las mujeres vivieron esto, también están las Katy Lonac, empresaria azucarera que seria la contracara absoluta. Aunque por cada Katy Lonac son necesarias miles de trabajadoras y trabajadores por debajo de la línea de pobreza.
Pero la historia no tiene fin y los músculos de la clase obrera tienen memoria. Si en los 90 la resistencia la encabezaron esas mujeres de la ruta, ahora las trabajadoras vuelven a ser ejemplo. En realidad no les quedaron muchas alternativas que ser ejemplo, tras años de crecimiento económico las ganancias iban para las Lonac, mientras que las condiciones laborales de ciento de miles de mujeres no había cambiado esencialmente. La burocracia sindical nuevamente mostró su alianza incondicional con los patrones y nuevamente los trabajadores respondieron. El sindicalismo de base, que tenía emblemas como Zanón y Kraft llegó a Tucumán de la mano de miles de mujeres de la Salud. La muerte de dos enfermeras desnudó la precariedad de un sistema de salud peligroso para pacientes y trabajadores. Los autoconvocados lograron la vuelta a los triunfos y miles de trabajadores pasaron a planta.
A 60 del sufragio “universal”, la experiencia ha mostrado que baje este sistema, ninguna conquista es permanente, ni el sufragio ni las conquistas sociales ni los derechos civiles. La burguesía y el gobierno de CFK saben que lo conquistado por la clase obrera va a ser defendido y saben que el sindicalismo de base va a estar a la cabeza de ello, abriendo la perspectiva para la construcción de un partido revolucionario que pueda llevar hasta el final las tendencias que cuestionan el orden vigente. Con seguridad, alli nos encontraremos con esas mujeres que nuevamente no esperarán nada de nadie y que pondrán sobre sus hombros parte del destino de la humanidad.


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